ARTÍCULOS MARTIN RAMOS
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Diciembre 2015.- Sin perder la paciencia Publicada: Lunes, 07 de Marzo 2016  Por: Martín Ramos Si alguno de nuestros hijos es de temperamento difícil, seguramente habremos vivido la experiencia de: “perder la paciencia”, lo cual, es comprensible y humano. Si bien, los hijos son una gran fuente de satisfacción y felicidad, también lo son de sacrificio y esfuerzo. Especialmente si queremos educarlos bien.
Con algunos niños, parece volverse más difícil la corrección de conductas. Nos pueden hacer sentir que no avanzamos, que no atinamos en alternativas y métodos pedagógicos para hacerlos cambiar. Podemos llegar a sentir que estamos atrapados en una problemática conductual que se repite día tras día, sin vislumbrarse una esperanza de cambio o corrección. ¿Qué podemos hacer ante una situación así? A continuación, algunas sugerencias:
Corregir, esperando lo esperable.
Normalmente nadie cambiamos de la noche a la mañana. La educación es un proceso de mejora. Comencemos por analizar el temperamento de nuestro hijo y aceptarlo tal cual es, con sus aspectos positivos y negativo. Recordemos que no existen temperamentos malos o buenos. Todos, si son bien encausados, podrán aprovechar sus áreas fuertes.
Si ya entendimos como es nuestro hijo y, lo conocemos bien, entonces, ¿Por qué nos sorprenden sus conductas?, ¿Por qué nos frustramos y/o decepcionamos cuando no vemos los cambios que desearíamos?
Nuestra labor como educadores de nuestros hijos, es un trabajo de largo plazo. Este es un principio básico que debemos tener claro, para no desesperarnos. Lo que hacemos cada día por ayudarlos a ser mejores, dará sus frutos con el correr de los años. Por mi trabajo he conocido muchos casos de “niños difíciles”, cuyos padres trabajaron duro por muchos años en su educación y, hoy son padres orgullosos. Precisamente hace unos días me encontré una madre de uno de mis ex alumnos que me dijo: ¿te acuerdas de cómo era..?, ¡vieras que bien lo veo ahora! Muy trabajador, responsable…
No cansarnos de corregir.
Muchas veces los cambios no son muy perceptibles, pero podemos tener la seguridad de que se están dando. En ocasiones cuando nos visita un pariente que tiene tiempo sin ver a nuestro hijo en cuestión, nos dice: “lo veo muy cambiado, para bien”. Son los momentos en donde nos damos ánimo para no claudicar. Nada es en vano, aunque por momentos parezcamos “disco rayado”.
Ser persistente es clave para lograr las correcciones. Si no se corrige por nuestros argumentos, al menos lo hará por nuestra “terquedad”. Hemos de tener espíritu de maratonista y no cansarnos de corregir. Con paciencia, sin desanimarse y fomentando la esperanza. Si nuestros hijos perciben en nosotros esta actitud, seguro, que se irán dando los cambios.
Desarrollar la paciencia
Tener paciencia es una gran muestra de amor. Es algo que en si mismo tiene efectos muy positivos en la educación de nuestros hijos. Ellos nos lo agradecen más de lo que podemos imaginar.
Pero, ¿qué pasa si yo no tengo paciencia?; resulta que la puedes adquirir. Porque la paciencia se desarrolla; se aprende a tenerla; se ejercita. A más actos de paciencia, más pacientes nos volvemos. Por tanto, hemos de esforzarnos por tener más paciencia, poco a poco, con éxitos y fracasos, pero siempre intentando mejorar.
Ayuda también, mantener un buen estado de ánimo. Para ello debemos cuidar nuestro sueño, alimentación, ejercicios, etc.
Como sabemos, no es fácil ser padres, pero el amor “todo lo puede” y educar con paciencia, es educar con esperanza.
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Lic. Martín Ramos Cel. (71) 44 19 57  MAS NOTICIAS Estas son las ultimas noticias publicadas: Ver noticias publicadas con anterioridad: |
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